Nació en una pequeña ciudad llamada Mimmenhausen, en el sur de Alemania junto a la frontera con Suiza, y alrededor del año 1930 llegó a Chile para comenzar una historia de
ambiente familiar y costumbres europeas. Su llegada al país se traduce en una serie de causas que muchos desconocen. La Primera Guerra Mundial tuvo repercusiones en su familia, por lo que a sus 18 años emprendió rumbo a Buenos Aires, localidad en donde trabajó como estibador. Su función era cargar y descargar mercancías de las embarcaciones. Su aspecto macizo y de gran altura lo ayudaron a conseguir este oficio en donde ganó sus primeros salarios.

Después de un par de años conoció a Marta Beuerer, una cocinera suiza a cargo de la hostería donde Laengle se hospedaba. Juntos decidieron seguir el rubro de la cocina y trasladarse a Chile con este nuevo objetivo. Así es como comienzan los primeros pasos de
lo que es hoy la Fuente Suiza.
El primer local se instaló en Alameda. Era una fiambrería donde Guillermo y Marta siguieron sus raíces y fueron pioneros en la preparación de la gorda en Chile. Productos como la fricandela y el chucrut también eran parte de este negocio.

Debido a la buena recepción que hubo en los clientes, Guillermo decidió trasladarse a Vicuña Mackenna con 10 de Julio. El local contaba con pequeñas mesas, un bar y tres grandes salas donde se vendían los clásicos sándwich. Había una gran clientela y atrás un gran equipo de trabajo. Guillermo se levantaba a las cinco de la mañana para ir a hacer las compras de las verduras, les enseñaba a los garzones, era el primero en llegar y el último en irse, era uno más.
Finalmente, en el año 1954 llega a la comuna de Ñuñoa la Fuente Suiza como única y oficial instalación del restaurant. En manos de Guillermo Laengle, la esquina de la calle Juan Enrique Concha se transformó en un lugar de tradiciones.

Falleció en el año 1977, dejando un legado familiar que se mantiene hasta el día de hoy e inspirando una historia de dedicación y aprendizaje.